sábado, 8 de octubre de 2011

'Juego de Tronos' o el arte del buen piloto






Juzgar una serie por su piloto es como decidir leer un libro, del que no sabes nada, sólo por su sinopsis. Ambos deben convencernos, cuando no tenemos otras razones para argumentar nuestra decisión. Si está bien hecho/redactado, si contiene los elementos justos y necesarios, si nos vende el concepto adecuadamente, nos quedaremos con ellos. Veremos y leeremos suscapítulos incondicionalmente, hasta la última secuencia/página.

Con sus series, las productoras y las cadenas se la juegan a una carta. Y es en este primer capítulo donde hay que clavarlo. Todo es importante, desde la cabecera hasta la impresión final. Debe introducirnos en la serie, pero tampoco adentrarnos demasiado. Decirnos: “esto es más o menos de lo que va la historia, pero queda mucho por ver”. Como un compromiso a largo plazo: para una serie no hay nada peor que perder a sus incondicionales. Si acaso dividirlos, para generar debate. Pero nunca perderlos a mitad de camino. El espectador hubiese preferido sentirse desengañado con un mal piloto, antes que con un giro inexplicable e injustificable de la serie.

Se da la circunstancia de que a ‘Juego de Tronos’, le avala precisamente un libro, o mejor dicho, toda una saga: la serie de HBO es una adaptación del laureado bestseller de George R. R. Martin, Juego deTronos (1996), primera de las cinco obras que forman la saga de fantasía Canciónde Hielo y Fuego. En formato serie también ha convencido: en la primera semana de su emisión ya se dio el visto bueno a una segunda temporada.

Pero teniendo en cuenta que muchos espectadores no hemos leído las novelas (sí, sacrilegio), el piloto sigue siendo determinante para el éxito de la serie en televisión. Y en esta producción, el ejercicio del episodio de presentación les ha quedado absolutamente bordado. No puedo sacarle un solo defecto, ni aunque me empeñara en ser la crítica de mala baba que suelo ser. ¿Si hubiera leído los libros sería distinto? Necesariamente.

Pero es que no podemos comparar dos productos tan dispares.Nunca nos darán las mismas sensaciones. Me encantó leer El Señor de los Anillos y me hice fan de expresiones como “en lontananza” o “el frío queprecede al alba”. He visto las películas muchas veces, y también me he hecho fan de escenas míticas, como Arwen hablando en élfico o el gran Ian McKellen diciendo por boca de Gandalf aquello de “¡corred, insensatos!”.

Con una impresionante fotografía, un despliegue de medios digno de la superproducción que es, una historia fascinante de poder, de personas y sus destinos, de fantasía y seres mitológicos, 'Juego de Tronos' convence argumental y visualmente. La cabecera es una de las más trabajadas que he visto nunca, aunque recordemos que el opening de 'Lost' era lo más simple del mundo y, aún así, esas sencillas cuatro letras flotando sobre un fondo negro mientras sonaban esas inquietantes notas de Giacchino, nos ponían los pelos como escarpias.

Con este primer capítulo nos aproximamos, aunque sólo a grandes rasgos, a la trama principal de la serie: la lucha de poder entre los diferentes reinos de un continente imaginario (Westeros) que en su ambientación recuerda a la Edad Media denuestra humanidad: reyes, castillos, nobles... Sin embargo, en Westeros las cosas son algo distintas y en sus tierras salvajes se esconden criaturas que no son de este (ese) mundo. Necesitaremos diez capítulos para conocer la historia completa de este primer libro de la saga y adentrarnos en Westeros y sus secretos.

Y ese es precisamente uno de los ingredientes esenciales: generar preguntas y sed de respuestas. Ahora son sólo términos, pequeñas consignas de futuras grandes tramas –el muro, los caminantes blancos, el nido de las águilas, los huevos de dragón-, los interrogantes de la historia que más adelante tendrán una respuesta (o no). Los personajes han sido apenas presentados, pero ya podemos intuir parte de su papel en la historia y de su -en algunos casos- trágico destino.

Se nota que es la adaptación de una novela porque en el guión no faltan las máximas grandiosas: “Le doy una Reina y él me dará un ejército”, frase que resume en pocas palabras todo ese universo del que se nutre la historia: el ansia de poder, las tramas políticas, las alianzas, las estrategias... Tanto da de sí la saga, que van a necesitar, según han previsto, siete temporadas para intentar abarcar todo el universo Martin.

Y se nota que es una producción bien hecha, porque al final de su apoteósico piloto llega el clímax, lo inesperado, algo que nos corta el aliento y nos deja con la boca abierta mientras la pantalla se funde en negro y nos viene a la cabeza un pensamiento: ¡quiero ver otro capítulo más!

"Winter is coming"... y nosotros tenemos serie para disfrutarlo.

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