Falta la víbora

Programas que se resienten, que no aguantan, que dependen tanto del casting que este puede acabar con todo, incluido el formato. Es lo que está ocurriendo este año con Supervivientes.

Quizá ha tardado demasiado en llegar a las pantallas, un parón que ha provocado el olvido entre la audiencia y sobre todo las polémicas este año han llegado con más humor que con insultos y eso no funciona.

En la anterior edición Aída Nizar consiguió pulverizar los audímetros, como ya hizo en Gran Hermano, gracias a su prepotencia desmesurada, a su hablar con Dios en la isla y a sus ataques con Jorge Javier Vázquez. El fenómeno Nizar consiguió hacer también famosos de rebote a su hermano, hermana y a su madre, protagonizando toda la familia minutos de reality en plató, más seguidos que lo que ocurría en la propia isla. Este año falta una serpiente de la catadura de Aída. Falta la víbora.

Bibiana sigue siendo el único rostro de prestigio y hay pocos de desprestigio. ¿Y si vuelven a llevar a la colaboradora culebrera al reality a ver qué pasa con la audiencia? En su caso, de no levantarse el share de esta edición, habrá que devolver a Pelopony a la selva. Solo moviendo tribus de fans el reality desértico puede volver a ser lo que era sino quiere precipitar su final por falta de audiencia.